Cómo decidir tus propósitos de Año Nuevo y consejos para cumplirlos

¡Ya está aquí un nuevo año! Estarás de acuerdo con nosotros en que todos vamos a coger con muchas ganas este 2021, después de un 2020 un poco duro y triste. Y, cómo no, un año nuevo siempre trae consigo… ¡propósitos nuevos! Sabemos que a lo mejor pensar en nuevas metas anuales puede dar un poco de pereza, porque muchas veces decimos mucho pero no hacemos tanto… ¿verdad? Si eres de esas personas a las que les da pereza hasta pensar en nuevos propósitos, te vamos a dar unos consejos sobre cómo decidir tus metas de este año y cómo lograrlas. ¡Anímate a leer hasta el final!

Cómo definir tus propósitos de Año Nuevo

1. Reflexiona sobre el año que acaba

Antes de empezar a pensar en cuáles serán tus metas para el próximo año, es importante hacer el trabajo previo de reflexionar acerca del año que va a terminar. Puedes hacerte estas preguntas, aunque son solo un ejemplo de las muchas que puedes cuestionarte, y apuntar las respuestas en un bloc de notas:

  • ¿Qué tal te has sentido durante este año? ¿La balanza está equilibrada entre los momentos mejores y peores?
  • ¿Cuáles han sido tus logros en el ámbito personal? ¿Y en el profesional?
  • ¿Qué cosas buenas has hecho este año de las que te sientas orgulloso?
  • ¿Has dedicado el tiempo suficiente a cuidar de ti mismo, tus intereses, hobbies y tus amigos?
  • ¿Qué retos personales y profesionales has conseguido superar?

2. Crea nuevos hábitos positivos

Una vez que has reflexionado sobre el año que termina, es el momento de pensar en el que va a comenzar. Piensa en qué te gustaría que fuera distinto y qué nuevos hábitos te gustaría crear. Puedes hacerte las siguientes preguntas para ello:

  • ¿En qué aspectos de tu día a día te gustaría poner el foco este año?
  • ¿Hay algún nuevo hobby o proyecto personal o profesional que te gustaría comenzar?
  • ¿Qué es lo que más disfrutas hacer y cómo podrías dedicarle más tiempo?
  • ¿Qué aspectos podrías cambiar en tu vida para lograr las metas que te propones?

3. Saca tiempo y prioriza

¿Cuántas veces hemos querido hacer cambios positivos en nuestro día a día y una vocecilla interior nos dice «¡No tienes tiempo!»? Pues… ¡mentira! Ya no vale esa excusa, ni para decírsela a los demás ni a ti mismo. Siempre nos excusamos con eso cuando sabemos que toca ir al gimnasio, queremos ahorrar dinero, tenemos que comer sano… Y parece que nuestro subconsciente intenta boicotearnos. Pero, la verdad, y tú la sabes, es que siempre hay tiempo. La cuestión es cómo lo empleamos. «Prioridad» es la palabra que resuelve este dilema.

4. Las metas deben ser alcanzables

Hay que ser consciente de que los objetivos no se alcanzan de la noche a la mañana. Aunque seamos unos impacientes, ¡llevan su tiempo! Para lograrlos, hay que ponerles dedicación, compromiso y, sobre todo, muucha paciencia. Y, aunque está bien ser ambiciosos, tenemos que ser realistas y no establecer objetivos que no vamos a cumplir. La clave está en el «poco a poco.

5. No gastes tu energía en cosas que no puedes controlar

Gasta tus esfuerzos en lograr cosas que sí puedes controlar tú. No puedes controlar a otras personas ni situaciones ajenas a ti. Lo que sí puedes controlar son tus reacciones ante esas personas o situaciones. Céntrate en el presente, en lo que lo que puedas hacer aquí y ahora. Tu futuro empieza hoy.

Consejos para cumplir tus propósitos

Escribe los propósitos en papel

Aunque nos encontremos en la era de la digitalización, no tenemos por qué dejar atrás el soporte físico. Coge un cuaderno o un papel que tengas por casa y dibuja dos columnas. En la de la izquierda, haz un listado sobre los pensamientos negativos sobre ti que te suelen rondar por la cabeza (por ejemplo: no soy capaz de comer bien). En la columna de la derecha, escribe lo contrario (por ejemplo: soy capaz de comer bien si me lo propongo). Haz lo mismo con cada pensamiento negativo y, una vez que hayas acabado, relee la lista de los propósitos positivos. Enfócate en la columna de la derecha, en lo positivo, y gasta tu energía en ello. Tú eres la única persona que puede cambiar tu vida. Además, según un estudio, quedó demostrado que escribir en papel tus objetivos, aumenta la probabilidad de lograrlos en más de un 42%. ¡Así que a por todas!

Crea tu propio horario semanal

Centrándote en los propósitos de Año Nuevo que has fijado y escrito en el papel, crea un horario semanal. Debes intentar que las actividades diarias se conviertan en tu rutina. Una buena forma de que te resulte más fácil es hacer copias de ese horario y colocarlas por diferentes partes de la casa. ¡Así no se te olvidará!

Comparte tus objetivos con tus seres queridos

El apoyo de tu familia y amigos te servirá de gran ayuda. Un buen entorno es indispensable para lograr los objetivos que te propongas, y más si son difíciles que requieren un esfuerzo grande. Programar una reunión familiar semanal o mensual y hablar de tus propósitos es una manera perfecta de mantener la motivación. ¡Ellos estarán encantados de ayudarte!

Crea un diario de recompensas

Una buena idea de mantener la motivación y las ganas de seguir logrando tus objetivos es añadir una tercera columna a la tabla que habías escrito al principio. Puedes escribir en ella una serie de recompensas por haber logrado tus objetivos. Puedes regalarte un libro que estabas deseando leer, darte un capricho e ir a tu restaurante favorito… pero, eso sí, ¡sin perder nunca de vista tu meta! Esta es una buena forma de ir consiguiendo tus propósitos de una manera más tranquila y sin tanta presión, además de aportarte una motivación extra, jeje.

No te olvides de cuidarte

Este es el punto más importante de todos. ¡Recuerda que tú eres la máxima prioridad! Para poder conseguir tus metas, tienes que dedicarte tiempo a ti mismo. Eso incluye descansar bien por las noches, comer de manera saludable y hacer ejercicio. Créenos, si haces estas cosas, llevar el peso de tus objetivos en la mochila será mucho más sencillo.

Los pequeños pasos funcionan

Está muy bien tener la meta final siempre presente en nuestro día a día,  sin embargo, si no nos esforzamos por hacer que los pasos diarios que nos acercan hasta ellos funcionen, nos constará mucho más lograr el objetivo final. Lo mejor es ir poco a poco, ¡no hay prisa! Por ejemplo, si tu objetivo final es ponerte en forma y hacer más ejercicio, puedes proponerte salir a andar al principio, luego a trotar y, finalmente, a correr. Recuerda que es mejor hacer las cosas despacio y bien, que rápido y mal. En este proceso, sin darte cuenta, conseguirás crear un hábito que te ayudará a conseguir tu meta en un largo plazo. Los hábitos se convierten en costumbres, las costumbres en rutinas, y las rutinas… se quedan por mucho tiempo. ¡No lo olvides!