En un vistazo
- Pack de tres botellas de vino blanco ‘Loco’
- Presentado en una original caja que simula una cárcel, con su propia camisa de fuerza, ideal para regalar
- ¡Se volverá loco por probarlo!
¿En qué consiste?
Es el vino para todos aquellos que siempre intentan hacer cosas nuevas e innovadoras, aunque los demás les tachen de locos. Con esas premisas nace este vino, un vino blanco de uva garnacha blanca creada por un viticultor que todos llamaron loco y que finalmente ha logrado un vino cuya complejidad, elegancia y profundidad lo colocan en la categoría de lo excepcional. ‘Loco’ nace de un delicado proceso de vinificación, combinando bajos rendimientos por cepa, vendimia refrigerada a 15º a pie de viña y un coupage a partes iguales de fermentación en barrica y acero inoxidable.
Una mezcla con lo mejor de los dos mundos, los aromas sutilmente tostados y la cremosidad de las maderas francesas de 3 años y la frescura de los aromas a hierba fresca recién cortada de la fermentación a temperatura controlada, que le otorga un sabor retro nasal, largo, amplio y persistente. Además, cada botella tiene un diseño súper original, ya que vienen con su propia camisa de fuerza. ¿Quién no querría volverse loco con esta genialidad?
¿A quién va dirigido?
A los amantes de la calidad, la elegancia y el buen gusto con un punto de originalidad y atrevimiento.
¿Por qué le va a gustar?
Por su intenso color amarillo pajizo, limpio y brillante, y por su aroma con sutiles y elegantes notas de hierba fresca, hinojo y heno, junto con matices de melocotón y flores blancas (manzanilla), que se completan con matices ahumados y especiados de su fermentación y crianza en barrica. En boca se muestra fresco y sedoso. Las notas minerales acentúan el sabor que aporta el terruño. Disfrutará con su sabor retro nasal, largo, amplio y persistente.
Es bueno que sepas que...
- Denominación de origen: Méntrida
- Elaborado 100% con garnacha blanca
- Temperatura óptima de consumo: 12º C
- Graduación alcohólica: 14,5 %
- Bodegas Canopy nació hace diez años, con la idea de elaborar vinos de culto en Méntrida, una zona donde los vinos eran aburridos y uniformes, sin ambición ni chispa. El potencial para elaborar grandes vinos de garnacha estaba escondido entre viejos viñedos, solo hacía falta soñar en voz alta y dejarse llevar por esa locura que nos impulsa a imaginar un mundo mejor